Los municipios no tienen que ser aburridos
la creatividad y la gestión del conocimiento también se aplica a la gestión pública
Durante mucho tiempo la percepción de los Gobiernos Locales ha sido y sigue siendo en su mayoría negativa, ¿los factores?: burocracia y corrupción; divorcio con la sociedad civil para la toma de decisiones; ausencia en la práctica de rendición social de cuentas; poca capacidad de respuesta ante los problemas más urgentes de la comunidad, entre otros. Pese a ello, la aparición de nuevos actores mejor capacitados, el surgimiento de empresas e instituciones cada vez más comprometidas con el desarrollo local y el auge de una cultura enfocada hacia el logro de resultados, ha hecho que el modelo de gestión pública en los gobierno locales pueda replantearse en todas sus dimensiones, con el objetivo de satisfacer las nuevas demandas sociales y al nuevo ciudadano emergente en un contexto competitivo y globalizado.
¿Buenas municipalidades o Buen Gobierno Municipal?
Decir que los gobiernos locales son instituciones que sirven para proveer de servicios básicos y de calidad a su población ya no basta. Los municipios deben configurarse y deben ser entendidos como espacios dinámicos; eso sí, estables y claros en su visión y planes de desarrollo, pero diversos en estrategias, creativos para solucionar problemas prioritarios, accesibles a su población y con capacidad para identificar oportunidades de desarrollo. Ahora bien, cuando hablamos de Buen Gobierno Municipal no sólo nos referimos a un municipio competente, sino a una sociedad civil activa, responsable y aliada principal de su municipalidad en la toma de decisiones. Tal como lo sostiene Joan Prats (2001), “es improbable que pueda emerger un estado fuerte en ausencia de una sociedad civil vibrante”.
Así, el gran desafío entonces es el cambio de comportamiento - y de pensamiento - de todos los actores involucrados: personal municipal, líderes y agentes sociales, empresas e instituciones. Desterrar las reglas tradicionales de hacer política, poner un alto a la pasividad ciudadana y cambiar la imagen paternalista y clientelista de los municipios es el principal reto hoy en día.
¿El primer paso?
Todo cambio debe pasar por un diagnóstico que me diga dónde estoy y hacia dónde quiero ir. En el caso de los municipios, ambas preguntas deben ser respondidas en conjunto con la población. Este proceso debe ir acompañado por una estrategia de gestión del conocimiento: formación, investigación y asistencia técnica a los actores involucrados. La municipalidad debe promover las capacidades necesarias al interior de la institución (recurso humano) y fuera de ella (sociedad civil) para garantizar la calidad del proceso y de los resultados que se quieren lograr en la comunidad. Es importante tener en cuenta que la calidad de un territorio ya no se mide solamente por la cobertura de los servicios básicos, el acceso de los pobladores a luz eléctrica o la demografía del lugar. Las ciudades y los territorios cobran valor hoy en día por su capacidad de crear e innovar, y por encontrar en estas nuevas ideas oportunidades de desarrollo económico, social y cultural.
¿Qué cambios pueden/deben darse para lograr una verdadera reestructuración de la Gestión Municipal?
1. Cambiar mentalidades: El miedo a cambiar las reglas para gobernar ha sido una gran limitante en los gobiernos locales durante muchos años. La burocracia y la verticalidad en la toma de decisiones han hecho de los municipios entes cerrados, excluyentes y aburridos en sus políticas y formas de gobernar. Hoy, un gobierno local exitoso se hace, únicamente, bajo una gestión compartida, concertada y cooperante con los diversos actores sociales. ¿Cómo hacer que todos miren hacia un mismo fin? Demostrando que las potencialidades del capital humano no sólo está al servicio de uno mismo, sino también de todo el territorio y de la comunidad.
2. Municipios creativos y con conocimiento: Los gobiernos locales deben trabajar por promover una cultura de conocimiento e innovación. Esto implica contar con un recurso humano capacitado, actualizado y motivado cada día en el logro de los objetivos. Así mismo, las municipalidades debe promover espacios de investigación y aplicar estrategias para el empoderamiento y la preparación de la sociedad civil en su real ejercicio de participación ciudadana. El municipio debe ser una verdadera escuela de liderazgo.
3. Redescubrir lo Local: Si bien los municipios deben responder a las exigencias de un contexto competitivo y globalizado, deben reforzar su identidad local, trabajando bajo las bases de sus propios elementos. Crear una marca territorial, por ejemplo, lograría que los otros identifiquen y reconozcan los valores culturales y sociales propios de la comunidad, pero al mismo tiempo generaría en la población autoestima, conocimiento de sí mismo y autorrealización colectiva.
4. Reducción de la pobreza: Un buen gobierno municipal no sólo debe apuntar a un crecimiento económico, sino también, a buscar con dicho crecimiento, la reducción de las brechas sociales y la erradicación de la desigualdad. Para ello, se debe conocer cuáles son los problemas más urgentes de su población, tanto en el ámbito urbano como rural, y aplicar una estrategia de priorización para garantizar el uso adecuado de los recursos públicos.
5. Evaluación de los Municipios: Un Gobierno abierto implica que éste puede someterse a la evaluación y supervisión constante de la sociedad. Esto conlleva a realizar prácticas de transparencia y rendición de cuentas, así como brindar las facilidades de información a los ciudadanos en los diferentes medios posibles (el poblador del área rural generalmente no usa internet, pero sí otros medios donde recibe información)
¿En qué deben invertir los municipios?
Si bien la población tiene sus principales problemas identificados, también es importante que el Estado promueva la inversión pública en nuevas áreas que son aún poco valoradas en su función de dinamizadores de desarrollo local: la inversión pública en cultura, por ejemplo, debe empezar por redefinir, en los mismos municipios y en el sistema de inversión pública en general, el concepto de cultura mismo y los beneficios que ésta traería a la comunidad. Por otro lado, se deben destinar recursos al apoyo de emprendimientos sociales, al fortalecimiento de capacidades de los productores locales, a la promoción del empleo juvenil de calidad. Se debe invertir en primera infancia, en cultura ambiental, en programas de acceso a la información y participación ciudadana, y los gobiernos locales deben ser estratégicos al momento de gestionar recursos. Un gobierno local puede lograr la realización de muchos de sus proyectos a través de alianzas público – privadas, y perfilar políticas públicas en cooperación con la población.
De esta manera, para lograr una comunidad sostenible y con oportunidades de desarrollo es necesario que la municipalidad y la ciudadanía puedan mirarse como aliados y como socios de trabajo. Ahora más que nunca la participación ciudadana en la toma de decisiones debe ser ejercida con responsabilidad y asumiendo propuestas reales que vayan acompañadas de conocimiento, innovación y creatividad. Los municipios deben ser espacios de conocimiento, abiertos a la población y al trabajo concertado. El gran reto ya empezó.